La refracción es el cambio brusco de dirección que 
sufre la luz al cambiar de medio. Este fenómeno se 
debe al hecho de que la luz se propaga a diferentes 
velocidades según el medio por el que viaja.
 El cambio de dirección es mayor, cuanto mayor
 es el cambio de velocidad, ya que la luz prefiere 
recorrer las mayores distancias en su desplazamiento
 por el medio que vaya más rápido. La ley de Snell 
relaciona el cambio de ángulo con el cambio de
 velocidad por medio de los índices de refracción de los medios.
Como la refracción depende de la energía de la luz, 
cuando se hace pasar luz blanca o policromática a
través de un medio no paralelo, como un prisma, se
 produce la separación de la luz en sus diferentes 
componentes (colores) según su energía, en un fenómeno 
denominado dispersión refractiva. Si el medio es paralelo, la
 luz se vuelve a recomponer al salir de él.
Ejemplos muy comunes de la refracción son la ruptura aparente 
que se ve en un lápiz
al introducirlo
 en agua 
o el arcoíris.

 
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